Piercing nostril (nariz) como curarlo y algunos ejemplos con brillante de primera puesta

 

La curación de un piercing en la nariz, requiere cuidados adecuados para promover una cicatrización adecuada y prevenir infecciones. Aquí tienes algunos consejos generales para curar un piercing en la nariz:

1. Limpieza adecuada: Lava tus manos con agua tibia y jabón antes de tocar el piercing en la nariz. Usa un limpiador suave sin perfume o una solución salina para limpiar el área alrededor del piercing dos veces al día. Evita el uso de alcohol, peróxido de hidrógeno u otros productos agresivos, ya que pueden retrasar la cicatrización.

2. Gasas de agua salada: Aplica gasas de agua salada tibia sobre el piercing en la nariz durante unos minutos al día. Puedes hacerlo sumergiendo una gasa esteril de algodón en una solución salina (mezcla de sal marina y agua tibia) y colocándola suavemente sobre el piercing. Esto ayuda a mantener el área limpia y promover la curación.

3. Evita tocar o girar el piercing: Evita tocar el piercing innecesariamente, ya que puede introducir bacterias y provocar irritación. No gires la joyería del piercing, ya que puede causar traumatismo en la zona y prolongar la cicatrización.

4. Cuida la joyería: Asegúrate de utilizar una joyería de calidad hecha de materiales como el acero inoxidable quirúrgico, el titanio o el oro de calidad para minimizar las reacciones alérgicas. Mantén la joyería limpia y evita cambiarla durante el proceso de curación, a menos que sea necesario.

5. Evita el contacto con productos químicos y maquillaje: Evita el contacto del piercing en la nariz con productos químicos agresivos, como productos de limpieza, champús, acondicionadores o maquillaje. Estos pueden irritar la piel y dificultar la cicatrización.

6. Evita nadar en piscinas o zonas de agua: Durante la curación del piercing, evita nadar en piscinas, jacuzzis, lagos, ríos o el mar, ya que estos lugares pueden contener bacterias y aumentar el riesgo de infección.

7. Observa cualquier señal de infección: Mantén un ojo atento a cualquier señal de infección, como enrojecimiento excesivo, hinchazón, dolor persistente, secreción de pus o fiebre. Si observas alguno de estos síntomas, consulta a un profesional de la salud para recibir un tratamiento adecuado.

Recuerda que cada persona puede tener una experiencia de curación diferente, por lo que es importante seguir las recomendaciones de un piercer profesional.